Los primeros venezolanos en Florida fueron a fundar una república - Upata al Día

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Los primeros venezolanos en Florida fueron a fundar una república

El 29 de junio de 1817 el general Gregor Mc Gregor al frente de una expedición naval conformada por venezolanos y revolucionarios hispanoamericanos tomó la isla Amelia, ubicada para entonces en territorio español en la península de La Florida. En el fuerte San Carlos, en Fernandina, una vez rendida y sometida la guarnición española al mando del brigadier Francisco Morales, se iza la bandera venezolana tricolor, amarillo, azul y encarnado, según contó un testigo, pero también se eleva una bandera blanca con la Cruz Verde de la Florida, que identifica a la nueva nación independiente, llamada República de Las Floridas, anunciada por Mc Gregor y su gente.

La toma de la isla Amelia y la proclamación de la República de Las Floridas, aunque un episodio de corta duración, tuvo repercusiones en el marco de la guerra que los patriotas venezolanos sostenían contra España.

En la presentación del libro ‘‘La República de Las Floridas 1817-1819’’, escrito por tulio Arends, editado por la Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, el autor refiere que ‘‘Se trata de un hecho apenas mencionado por algunos historiadores venezolanos, pero en cambio ha sido objeto de estudios especiales en otros países y causó sensación en la prensa de la época. Aun cuando fue un suceso de corta duración, provocó problemas internacionales y tuvo una poderosa influencia en demostrar la vulnerabilidad del imperio español en el Caribe y en que la actividad corsaria podría arrinconar a España como potencia marítima y comercial’’.

Señala Arends en el siguiente párrafo que ‘‘para Venezuela especialmente tuvo su trascendencia porque distrajo a las autoridades españolas, mientras Bolívar y su grupo de patriotas comenzaban a organizar la República en Angostura. Esto explica por qué el Correo del Orinoco respalda a ‘‘los libertadores de la Florida’’ y habla de ‘‘la senda que les abrió (a los floridianos) el general Mac Gregor para su libertad’’. Y hasta para los Estados Unidos representó un estímulo para insistir en la negociación dela Florida con España y para reafirmar su política expansionista según la cual si España no podía vigilar y poner orden en sus colonias limítrofes a Estados Unidos, ellos tendrían que intervenir’’.

Arends apunta en su libro que Amelia es una pequeña isla alargada que no llega a 100 kilómetros cuadrados, adosada a la parte nororiental de la península de La Florida, cuyo extremo septentrional está próximo a la desembocadura del río Santa María y enfrente de la isla Cumberland, del estado de Georgia. Está separada de tierra firme por los ríos Amelia y Nassau.

Plaza estratégica

Con respecto a la posesión española de la Florida se afirma que representaba un punto estratégico para la victoria final sobre el ejército realista, al menos dentro de la mentalidad independentista del ejército patriota venezolano que llevaba a cabo la contienda contra la monarquía. Su ubicación en el Caribe y la cercanía con Cuba permitía el tránsito de municiones y abastecimiento a las banderas del rey en la América meridional.

Estados Unidos por su parte ambicionaban anexionarse todo el territorio de la Florida, colonia española que formaba parte de la Capitanía General de Cuba. Ante este escenario, plantean otras versiones, Bolívar, planeó la creación de la república como una estrategia para cortar el paso de barcos que desde los puertos de Boston y La Habana llevaban armamentos y municiones a los realistas en el sur del continente, y liberar en un futuro cercano a Cuba que estaba también en poder de España. De manera que la Florida se consideraba un objetivo más del expansionismo estadounidense promovido por el presidente James Monroe y una plaza estratégica para la guerra de independencia hispanoamericana para Simón Bolívar.

En el Diccionario Polar, de la Fundación Polar, se refieren al episodio de la toma de la isla como un ‘‘Intento del general Gregor MacGregor, apoyado por un grupo de revolucionarios hispanoamericanos (entre ellos los venezolanos Pedro Gual y Lino de Clemente) para independizar de España a la Florida (1817). A fines de 1816, hallándose en la isla Margarita el general MacGregor, consideró junto con el general Juan Bautista Arismendi, la posibilidad de una operación naval-militar destinada a libertar la península de la Florida, posesión de la monarquía española, que Estados Unidos aspiraban a comprar o conquistar para incorporarla a su territorio. A comienzos de 1817 MacGregor se trasladó a esta última nación y en Baltimore y Filadelfia se entrevistó con grupos de hispanoamericanos exiliados. El 31 de marzo de 1817, en Filadelfia, Lino de Clemente, Pedro Gual, F. Zárate y Martín Thompson, se declararon «Agentes de la América [hispana] Libre» en Estados Unidos y representantes, respectivamente de Venezuela, la Nueva Granada (hoy Colombia), México y el Río de la Plata, y le confirieron a MacGregor, como general de brigada al servicio de la Nueva Granada y Venezuela, la misión de apoderarse de las Floridas Oriental y Occidental a fin de instaurar allí instituciones libres. La expedición de MacGregor, salida de Nueva York con escalas en Charleston, Savannah y otros lugares, se apoderó el 29 de junio de la isla Amelia, después de haber neutralizado a la guarnición española que defendía la población de Fernandina, su capital. Las fuerzas de MacGregor enarbolaban la bandera venezolana, descrita por un testigo como «un tricolor amarillo, azul y encarnado». Pedro Gual, quien llegó poco después de la acción militar, asumió la tarea de organizar la República de las Floridas en la isla, único territorio de esa región que los patriotas lograron ocupar…’’.

Gregor Mac Gregor

Tulio Arends en su biografía sobre el escocés Gregor Mac Gregor lo describe como un joven ambicioso que al enterarse de los sucesos separatistas ocurrido en Venezuela, se embarca para Jamaica, pasa a Trinidad y llega a Caracas a finales de 1811.

‘‘Los salones caraqueños’’, afirma el historiador, ‘‘se disputan la figura apuesta del segundo escocés que llegaba a Venezuela (el primero había sido Robert Semple, quien publicó un libro sobre su viaje). El recién llegado se presentaba como Sir George Mac Gregor, lucía su título de coronel y una condecoración con una cruz de diamantes. Tenía finos modales de sociedad y una sólida cultura. Hacía gala de conocimientos adquiridos en la Universidad de Edimburgo y se había traído una biblioteca de mil quinientos volúmenes. Llegó a Caracas con su secretario, su músico (para tocar el piper escocés) y cuatro criados. Trajo dinero contante y sonante, se proponía construir su residencia en Caracas y tal vez fue el primero que trajo el whisky a Venezuela’’.

Con el terremoto de 1812 Mac Gregor pierde todas sus pertenencias. Ese mismo año se convierte en ayudante de Francisco de Miranda y se le reconoce su grado de coronel. Al servicio de la causa patriota participa en las contiendas armadas de la Cabrera, y Tapa Tapa. Tras la caída de la primera república escapa a Curazao acompañado de su esposa Josefa Antonia Lovera, prima de Bolívar. Luego, junto al Libertador pasa a la Nueva Granada.

En la Nueva Granada, Mc Gregor se incorpora a la lucha independentista. Toma Pamplona y Cúcuta. En 1815 tras el asedio de pablo Morillo de Cartagena, a Mc Gregor se le encomienda la evacuación de la plaza. Pasa a Haití y se une a Bolívar en l Expedición de los Cayos en 1816. En Carúpano, con Santiago Mariño y Manuel Piar, pone en fuga a los españoles. Bolívar lo nombra presidente del Consejo de Guerra.

Un hecho que refleja el talento militar y organizativo de Mac Gregor ocurre en julio de 1816 cuando llegan a Ocumare de la Costa, y ante el fracaso de los republicanos en la batalla de Los Aguacates, toma el mando de los restos de la expedición y desde Choroní, estado Aragua, emprende una brillante travesía que lo lleva de victoria en victoria hasta el oriente venezolano.

«Mc Gregor», narra Tulio Arends, ‘’remonta la serranía que separa a Choroní de los Valles de Aragua, y el 18 de julio de 1816 bajando hacia Maracay, se tropieza con el Coronel Juan Nepomuceno Quero, hasta ayer nomás Gobernador Militar de Caracas, nombrado por Miranda. Lo derrota y prosigue hacia Cagua, aumentando su gente con incorporaciones voluntarias. Sigue hacia Turmero y La Victoria, y de allí en adelante aplica un plan de marcha rápida, olvidándose de lo que es fatiga y privación. Las tropas enemigas, que lo aventajan en número y equipamiento, lo persiguen de cerca. Pasa por el Pao de Zárate y por San Sebastián de los Reyes, y aquí es atacado por Quero y Morales, siendo rechazados. Pasa por San Francisco de Cara, atraviesa el río Orituco y ataca a Chaguaramas, donde se habían concentrado los realistas. No pudiéndolos rendir, sigue su camino hacia Valle de la Pascua, se detiene en El Socorro y sigue luego a Quebrada Honda donde derrota al enemigo, con la ayuda del general Pedro Zaraza. Luego ganan las batallas de Los Alacranes y El Juncal, llegando a Barcelona, donde asume la jefatura el general de división Manuel Piar. Luego Mc Gregor se retira a las Antillas’’.

Tulio Arends señala que posiblemente la retirada de Mac Gregor obedeció a disgustos con Manuel Piar.

Después del episodio de la República de Las Floridas, Mac Gregor va y viene entre aventuras y los vaivenes del destino, con incursiones en Portobelo, Panamá, donde con seis buques y 500 hombres pone en fuga a los españoles, aunque después un contrataque realista lo empuja hacia Río Hacha, a la que toma, pero otro ataque masivo de españoles e indios lo obligan a huir hacia Santo Domingo. Para 1820 se haya en la isla de Margarita. De allí parte a Nicaragua en donde negocia un grande lote de terreno con George Frederick, el rey de los indios Mosquitos, con lo cual negocia en Europa un crédito de 200 mil libras esterlinas. Organiza una expedición con cuatro buques y colonos, pero la iniciativa fracasa. En París estuvo preso por varios meses.

‘‘En 1839, a los 53 años de edad, huyéndole a la desventura y a los acreedores, se refugia en Venezuela. Se naturaliza y el gobierno lo reincorpora al ejército venezolano y le paga los sueldos caídos. Muere su esposa, publica un folleto semi autobiográfico que titula Exposición documentada, se dedica al cultivo del gusano de seda y muere ciego (en Caracas) en 1845’’.

EEUU toma la isla de Amelia

Una vez tomada la isla Amelia y proclamada la república, McGregor con apoyo de Pedro Gual se dedicó a organizar las instituciones; se garantizó a los habitantes la propiedad de sus bienes y la posibilidad de abandonar el territorio si así lo deseaban.

Entre las medidas emprendidas por Mc Gregor y el gobierno de la isla se decreta el 21 de agosto de 1817 el bloqueo de todos los puertos, ríos, bahías y ensenadas de las costas de ambas Floridas. Se notifica a las naciones neutrales y a los gobiernos amigos de Sur América, de México y de las Dos Floridas que el bloqueo es necesario para el éxito de la expedición confiada a su persona.

Como parte de las iniciativas se entregan patentes de corso, cartas de naturalización y se dan instrucciones privadas para viajes a las islas del Caribe. Se organizan las finanzas, se organiza una oficina de correos, se instaló una imprenta y se imprimieron billetes.

En septiembre, fracasa un intento de las autoridades españolas por reconquistara la isla.

De acuerdo con el historiador Arends, Mc Gregor consideraba que en un futuro propicio La Florida podría incorporarse a Estados Unidos si así lo deseaban su gobierno y sus habitantes.

Mientras tanto, en la isla la situación comenzaba a complicarse y a empeorar paulatinamente. Cuando se supo la noticia de la toma, una masa humana se apresuró a desembarcar en Fernandina, lo cual creó problemas de toda índole. Mc Gregor afrontaba problemas para el pago de la tropa, descontenta ante la negativa de saqueos. Había deserciones, y muertes por las enfermedades. Varios funcionarios estaban en contra del escocés.

‘‘Poco antes de salir McGregor de la isla Amelia, se presentó el General Luis Aury con su barco lleno de negros (probablemente haitianos). Tuvo una larga lista en privado con Mc Gregor, desembarcó su gente y tomó posesión de la isla en nombre del gobierno de México, respetando la organización e insignias dejadas por McGregor’’, indica Arends.

Aury era un corsario francés residente en Santo Domingo, descrito con brillantes condiciones para dirigir y una inteligencia despierta. A Amelia llega al frente de dos barcos corsarios y un botín avalado en sesenta mil dólares. Se acompaña de marinos y aventureros de todos los mares. Era gobernador civil y militar de la provincia de Texas, para entonces territorio mexicano. En Amelia, tras un acuerdo con el sheriff Ruggles Hubbard, nombrado gobernador civil de Amelia, Aury queda como jefe de las fuerzas militares y navales. Aury paga los sueldos atrasados.

Sin embargo, la situación en la isla continuó empeorando. En Fernandina había un ambiente de rochela y relajamiento; no había seguridad individual y colectiva. A la rada llegaban buques corsario tratando de negociar su botín, asienta Arends.

Aury pretende campear el temporal nombrando una junta suprema o consejo de estado. La muerte de Hubbard, en octubre de 1817 lo deja como jefe absoluto del gobierno. En noviembre se celebran elecciones, en diciembre se reúne la Asamblea de Representantes, y se crea un comité para redactar la constitución de la República de Las Floridas. Se ordena publicar en español un periódico llamado El Telégrafo de las Floridas.

Mientas, en Estados Unidos, desde la toma de Amelia, miraban con preocupación los acontecimientos en la isla. Consideraban que era un obstáculo a sus pretensiones de anexarse la posesión negociando con España

‘‘El gobierno del presidente James Monroe alertado de los hechos en la isla de Amelia, los calificó como una afrenta a sus aspiraciones de anexionarse Florida, denunciando la naciente república bajo el argumento de aplastar la piratería naval internacional y someter a los indios seminolas que hostigaban a los colonos del vecino estado de Georgia. Para agilizar la autorización del congreso el presidente Monroe se valió de incidentes que condujeron a terminar con su existencia, tales como el incendio del buque venezolano Tentativa por haber invadido aguas estadounidenses’’, se señala en el portal web de Wikipedia.

‘‘Las operaciones militares hispano-estadounidenses comenzaron el 22 de diciembre cuando el comodoro J. D. Henley y el mayor J. Bankhead le comunicaron a Aury su intención de tomar la isla Amelia. Al día siguiente, Andrew Jackson al mando de tropas provenientes de Galveston, (Texas), tomó toda la isla expulsando a la fuerza expedicionaria del Fuerte San Carlos de Fernandina’’, refiere el portal

El presidente Monroe, indica el historiador Arends, se dirige al Congreso el 13 de enero de 1818, indicando que ‘‘Tengo la satisfacción de informar al Congreso, que el establecimiento en Isla Amelia ha sido suprimido, y sin derramamiento de sangre…’’

Estados Unidos, una vez tomada la Florida, pactó con España para la cesión del territorio a través del Tratado Adams-Onís, firmado en febrero de 1819. Posteriormente, Florida se convirtió en el estado número 27 de Estados Unidos en marzo de 1845.

Rabia en Angostura

La expulsión de los patriotas de Amelia produjo una reacción airada en Angostura a través de las páginas del Correo del Orinoco en su edición del 27 de marzo de 1818. Allí se refutan todas las acusaciones hechas por el gobierno de Estados Unidos. El periódico en su editorial habla de imputaciones atroces y señala el mensaje al Congreso del presidente Monroe como ofensivo a la causa de la independencia de la América del Sur y a unos hombres que han servido dignamente.

‘‘Erró el Presidente cuando lanzó de Amelia al Comodoro Aury y demás Patriotas, sin haber recibido de ellos ninguna injuria, sin previa declaratoria de guerra, y sin hacerles ningún requerimiento, o bien fuese para la evacuación de la isla, o para que se abstuviese de los desórdenes que les imputa. Erró el Presidente en toda la conducta que llevó contra los poseedores de Amelia, violó el derecho de las naciones, y despojó a los oprimidos Floridianos de la senda que les abrió el General McGregor para su libertad; fueron disparatados todos los pasos del Presidente contra las medidas de los libertadores de las Floridas; y en vez de confesar su error, y procurar la enmienda, se avergüenza de hacer esta confesión, tiene a mengua corregir sus desbarros , y se engaña en urdir su apología, o en hacer creer a todo el mundo que obró con justicia y acierto, y que no podía errar en la empresa de quitar a los Patriotas lo que éstos habían quitado a sus enemigos’’, señala el periódico bolivariano.

Otro incidente que provocó un altercado con el gobierno de EEUU fue el apresamiento de las goletas norteamericanas Tiger y Liberty, que servían de apoyo para el transporte de material bélico a los españoles, violando así el bloqueo naval impuesto por Bolívar e incautando las mercancías que llevaban a bordo.

El presidente Monroe envió a su delegado, John Baptiste Irvine en julio de 1818 para dialogar en Angostura sobre el asunto de las goletas. Entre este delegado y Bolívar se produce un fuerte intercambio de correspondencia. Bolívar argumenta que Estados Unidos violó su neutralidad apoyando a los españoles y les reclama el abandono de sus ideales de libertad por los que había luchado.

Luego de participar en el Congreso de Angostura, Irvine regresó a Estados Unidos donde calificó a Bolívar como “general charlatán y político truhán”. Acto seguido, el presidente Monroe envió una flota de tres buques de guerra al mando del comodoro Oliver Hazard Perry (héroe de la Batalla del lago Erie con la finalidad de exigirle al gobierno de la República de Colombia la devolución de los navíos Tiger y Liberty. Sus demandas fueron finalmente satisfechas por el entonces vicepresidente Francisco Antonio Zea, capitulación que fue calificada por Simón Bolívar en Santa Fe de Bogotá, donde había entrado triunfante tras la batalla de Boyacá como «un acto de humillante debilidad.»

No obstante, el comodoro Perry nunca regresaría con sus noticias a Washington pues el 23 de agosto de 1819 falleció de malaria a bordo del USS Adams mientras navegaba en el golfo de Paria rumbo a Trinidad.

El historiador venezolano Vicente Lecuna caracteriza la misión norteamericana como «el primer acto de fuerza de los muchos que han sido víctimas nuestros países, y el primer acto de debilidad de nuestra lamentable diplomacia».

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Tomado de: Últimas Noticias

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