La frágiles figuras de Giacometti dialogan con los clásicos del Prado - Upata al Día

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La frágiles figuras de Giacometti dialogan con los clásicos del Prado

Giacometti, uno de los grandes artistas del siglo XX, nunca visitó el Museo del Prado, pero sí conoció en 1939 parte de su obra evacuada y custodiada en Ginebra por la Guerra Civil. Ahora sus esculturas dialogan con algunos de esos cuadros, como Velázquez o Tintoretto en la gran pinacoteca española.

La frágiles figuras de Giacometti dialogan con los clásicos del Prado

Una muestra, que como recordó este lunes el director del museo español, Miguel Falomir, "será icónica y quedará como una de las imágenes más potentes del Prado".

"El museo hace un guiño al arte contemporáneo y la muestra se desarrolla en los espacios más consagrados de la historia del Prado, como en la sala 12 donde están 'Las Meninas', de Velázquez, o frente a Carlos V en la batalla de Mühlberg de Tiziano y con el Greco y Zurbarán", explicó Falomir.

Giacometti (Borgonovo, Suiza, 1901-Chur, Suiza, 1966) "hizo de la figura humana el gran objetivo de sus preocupaciones y este museo está dedicado a la figura humana", agregó.

"Alberto Giacometti en el Museo del Prado" es el título de la exposición, que se inaugura mañana, y que se desarrolla en colaboración con la Comunidad de Madrid, la Fundación Beyeler (Suiza), el grupo Mirabaud (Suiza) y la embajada helvética, en el marco de la celebración del Bicentenario de la pinacoteca española.

Una exposición dedicada a un dibujante, pintor y escultor que participó en diferentes movimientos de vanguardia del siglo XX, distribuida también por el pasillo central del edificio principal del Prado y que muestra 20 obras del artista, 18 esculturas y 2 dos óleos.

El recorrido empieza en la sala de "Las meninas", de Velázquez, donde se confronta con el conjunto de figuras que conforma "La Piazza": "Mujer alta III", "Mujer alta IV", "Cabeza grande y su simbólico "Hombre que camina", una de las esculturas más célebres del siglo XX, construida en su etapa de madurez y el paradigma de la fragilidad del ser humano.

"El hombre que camina" fue creado inicialmente en 1958 como un proyecto de escultura monumental en Nueva York que no llegó a materializarse, y luego el artista hizo varias versiones de esta figura existencialista. Jean Paul Sarte dijo de las obras de Giacometti que sus figuras eran "seres a medio camino entre la nada y el ser".

Frente al "Carlos V en la batalla de Mühlberg", de Tiziano, se sitúan "El carro", una mujer encaramada sobre dos ruedas gigantes, suspendida en equilibrio entre el movimiento y la quietud, el avance y la retirada; y dos pinturas, entre ellas "Cabeza de hombre I" (Diego), obra en la que capta en 1964 a su hermano Diego, quien posó para él a lo largo de toda su vida.

Próximas al espacio del "Lavatorio", de Tintoretto, está "Siete Mujeres de Venecia", perteneciente a la serie de esculturas presentadas en la Bienal de Venecia de 1956 en el Pabellón francés, y una de sus obras cumbre, "Mujer de pie", que dirige su mirada hacia las obras del Greco.

También destaca la fragilidad de "La pierna", en contraste con la serie "Hércules", de Zurbarán.

Hijo de un destacado autor postimpresionista suizo, Alberto Giacometti empezó a dibujar desde niño y a realizar, en la mayoría de los casos a partir de reproducciones, copias no solo de los maestros antiguos, sino del arte de todos los tiempos y culturas.

Continuó esta labor durante su formación en París, ciudad a la que se trasladó en 1922, y a lo largo de toda su vida, como se puede comprobar en sus cuadernos.

"No hay ninguna diferencia entre la escultura y la pintura. Yo practico las dos indistintamente, ya que cada una me ayuda para la otra. Por otra parte, las dos son dibujo, y el dibujo me ha ayudado a ver, el dibujo es la base de todo", explicaba el artista.

EFE / RA

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